La personalidad fue definida por el psicólogo Carl Jung como un ideal al que se quiere llegar de manera consciente a través de los procesos de individualización, como objetivo final en la vida adulta. Hay que dejar claro ante todo, la importancia que tiene para el desarrollo el centrarse en la infancia y en la adolescencia, ya que en éstas surge el yo.
desarrollo personalidad
A grandes rasgos, la personalidad formada va a estar determinada por:
Aspectos genéticos, que predisponen a responder de una manera determinada antes los estímulos del medio así como por los educativos que recibirá del entorno.
Prácticas educativas y las experiencias por las que vaya atravesando el individuo a lo largo de su desarrollo.
En este sentido, el desarrollo de la personalidad es un proceso vital por el que todas las personas tienen que pasar.
Al nacer, todas las personas están desprovistas de personalidad, ya que ésta no es innata. De este modo, a medida que el sujeto avanza y entra en contacto con su medio desarrollará una forma de ser u otra.
No hay que olvidar que el ser humano es social y que está en continua interacción con su contexto y con la cultura presente en este medio, llegando a desarrollar una manera de actuar y pensar determinadas. Además, también se ven influidos por los factores genéticos transmitidos por sus progenitores.
Por tanto, la personalidad se desarrolla en interacción con los factores físicos, sociales y culturales del ambiente.
En cuanto a la herencia biológica, el organismo de la persona está predispuesto a adquirir características fisiológicas, físicas, conductuales y morfológicas de sus progenitores. Éstos se muestran a través de la apariencia física, la inteligencia, la raza o el temperamento, entre otros.
Teorías del desarrollo de la personalidad
inteligencia interpersonal
Teorías endógenas:
Se caracterizan por defender cómo la personalidad está determinada por las características internas e innatas de la persona. Dentro de las cuales existen varios modelos:
1- Modelo PEN de Eysenck
Defiende la existencia de rasgos o características que disponen a la persona a que actúe de una determinada manera antes las situaciones, proporcionando estabilidad y consistencia a las conductas, emociones y estilos cognitivos de los individuos.
Además, propone la existencia de características de personalidad que presenta a través de un continuo y que afirma que existen en todos los seres humanos aunque en diferente grado o medida.
Las dimensiones básicas que propone son las que componen en término PEN, psicoticismo, extraversión y neuroticismo, siendo categorías no excluyentes que según el grado de aparición de cada uno, definiría la personalidad de cada individuo.
En esta línea, las personas con neuroticismo alto serían personas ansiosas, deprimidas, tímidas, con baja autoestima, tensas e irracionales. Por lo tanto, es una dimensión que se encuentra relacionada con los trastornos neuróticos.
Las personas con un psicoticismo alto serían antisociales, impulsivas, frías, creativas, poco empáticas, rígidas y hostiles. En cambio, las personas que presentan un psicoticismo bajo serían personas empáticas, altruistas, socializadas y responsables.
Por su parte, los individuos que puntúan alto en extroversión son personas sociables, activas, asertivas, espontáneas y aventureras, destacando dos rasgos centrales como son la sociabilidad y la actividad.
La teoría incluye una cuarta dimensión de las habilidades cognitivas, que sería la inteligencia general o factor g. Además, el modelo es jerárquico y psicobiológico, afirmando que las variables de personalidad son genéticas e incluyen estructuras fisiológicas y hormonales concretas.
2- Modelo de 16 factores de Catell
Catell dentro de este grupo de teorías de rasgos, desarrolla su modelo de 16 factores de personalidad, considerándola como un conjunto de rasgos que definen a la persona con un carácter predictivo sobre su conducta.
Su objetivo era encontrar una serie de rasgos que resumiese la personalidad de las personas. Según el autor, cada sujeto se mueve en cada rasgo dando lugar así a una personalidad determinada.
Este modelo incluye factores relacionados con la sociabilidad, la emocionalidad, con aptitudes básicas, con la responsabilidad y con la independencia al grupo; todos ellos formando los 16 factores primarios.
Los estudios realizados factorialmente demostraron la existencia de cuatro factores secundarios: QI (ansiedad baja-ansiedad alta), QII (introversión-extraversión), QIII (poca-mucha socialización) y QIV (pasividad-independencia).
3- Modelo de los 5 grandes
El modelo de Cinco Factores de McCrae y Costa es una de las teorías más recientes. Esta teoría pentafactorial establece cinco rasgos primarios que corresponderían a los rasgos básicos de personalidad.
En un primer lugar, se encuentra el factor neuroticismo/estabilidad emocional que se relaciona con el nivel de ansiedad del individuo ante algún tipo de situación. Por medio de la medición de este factor se llega a obtener la depresión, la ansiedad, los pensamientos irracionales, las emociones negativas que presenta cada uno.
El segundo factor, extraversión, está relacionado con la sociabilidad y la habilidad para entablar relaciones siendo muy similar a lo explicado sobre este rasgo en el modelo de Eysenck.
En cuanto al factor tres, destaca la apertura, referido a la atracción hacia nuevas experiencias, destacando la imaginación e intereses por múltiples temas.
El cuarto sería la cordialidad, con respecto a la relación de cada uno con los demás, cómo es su trato con las personas. En esta línea hay que destacar que el polo opuesto sería el de antagonismo y representaría características como la evitación, desapego, sociopatía y rechazo.
Por último, el factor responsabilidad tiene que ver con el autocontrol, el respeto por los demás y por sí mismos, la planificación y la obediencia.
4- Teoría psicodinámica de Freud
La teoría propuesta por Freud relacionaba personalidad con el funcionamiento de la mente, distinguiendo entre el “ello”, el “yo” y el “superyo”. En este sentido, concibe la personalidad como sistemas opuestos que entran en conflicto incesantemente.
El “ello” representa la parte innata de la personalidad, nuestros impulsos, necesidades y deseos más elementales, operando de acuerdo al placer y cubriendo las necesidades básicas fisiológicas sin pensar en las consecuencias. El ello lo forman los deseos más primarios, pulsiones más primitivas como el hambre, la sed y los impulsos irracionales.
El “yo” evoluciona según se avanza en el desarrollo, tiene como fin cumplir los deseos del ello y a la vez tiene que conciliarse con las exigencias del superyó, ejecutando un papel regulador entre ambos. Sigue el principio de realidad satisfaciendo los deseos del ello pero de una manera apropiada y representa el agente consciente e intenta ser realista y racional.
Por su parte, el “superyó” representa los pensamientos morales y éticos, contrarresta al “ello”, y consta de dos subsistemas que son la conciencia moral y el ideal del yo. No está presente desde el inicio de la vida de la persona, sino que surge como consecuencia de la internalización de la figura de padre debido a la resolución del complejo de Edipo.
Del equilibrio entre el ello y el superyó al que llegue el yo, dependerá que la conducta de los sujetos se considere normal o anormal, constituyendo cada uno su personalidad característica.
Otros conceptos claves en su teoría son el inconsciente, ya que comprende todos aquellos procesos y fenómenos de los que no somos lúcidos.
El consciente hace referencia a los fenómenos que ocurren a nuestro alrededor así como procesos mentales de los que nos damos cuenta. Finalmente, entre ambos se encontraría el preconsciente referidos a aquellos fenómenos de los que no se es consciente pero que sí se puede llegar a serlo si se presta atención.
Teorías exógeneas
Estas teorías, en cambio, postulaban que el desarrollo de la personalidad estaba determinado por factores sociales y culturales.
Skinner fue uno de los autores que defendía esta teoría proponiendo que la personalidad venía determinada por un conjunto de conductas o comportamientos que la persona realiza según tuviera refuerzos positivos o negativos.
Dicha investigación se basaba en el condicionamiento operante, reflejando una idea de reforzamiento para que las personas realizaran acciones premiadas y evitaran las castigadas, las cuales se pueden ver reflejadas en muchas pautas que se debe seguir en la sociedad.
Teorías interaccionistas
Las teorías interaccionistas defienden que el ambiente social y cultural ejerce una influencia en el desarrollo de la personalidad de cada individuo. En este sentido, la personalidad va a ejercer una influencia notable en el ambiente en el que se encuentre.
Carl Rogers fue una de las personas que se centró en esta teoría, para él la personalidad depende del punto de vista que tenga cada uno.
Además, también desarrolla el concepto de “yo ideal” como aquello a lo que la persona aspira a ser, comparando entre este ideal y el “yo real”.
A grandes rasgos, cuanto mayor sean las diferencias menor será la satisfacción personal y más sentimientos negativos aparecerán, y viceversa.
Características de la personalidad
La personalidad está constituida por una serie de características diferentes en cada individuo que se ven influidas por sus experiencias, sus valores, sus creencias, sus recuerdos personales, sus relaciones sociales, sus hábitos y sus capacidades.
A su vez, está compuesta por rasgos o características determinadas con las que se define a la persona, los cuales no son observables y se manifiestan a través de patrones de comportamiento ante las distintas situaciones a las que el sujeto se vaya enfrentando.
El psicólogo Gordon Allport fue uno de los primeros en investigar sobre este constructo, defendiendo una metodología empírica y considerando las influencias del ambiente y las motivaciones conscientes.
En esta línea, el autor tampoco desechaba la contribución de mecanismos inconscientes como defendían algunos de sus compañeros y donde predominaban los enfoques psicoanalíticos.
Así pues, Gordon Allport definió la personalidad como “la organización dinámica de los sistemas psicofísicos que determina una forma de pensar y de actuar, única en cada sujeto en su proceso de adaptación al medio”.
Otro de los autores que abarcó el tema de la personalidad fue Eysenck, el cual la definió como: “Una organización más o menos estable y duradera del carácter, temperamento, intelecto y físico de una persona que determina su adaptación única en el ambiente”.
Para él, “el carácter denota el sistema más o menos estable y duradero de la conducta conativa (voluntad) de una persona; el temperamento, su sistema más o menos estable y duradero de la conducta afectiva (emoción). El intelecto, su sistema más o menos estable y duradero de la conducta cognitiva (inteligencia); el físico, su sistema más o menos estable y duradero de la configuración corporal y de la dotación neuroendocrina”.
Temperamento
El temperamento se refiere a la forma característica de reaccionar del sujeto con respecto a su entorno. Es innata y supone una predisposición psicológica para responder de una manera determinada a lo que sucede en nuestro medio.
Está presente desde la infancia y su estabilidad a lo largo del ciclo vital depende del grado en que ese rasgo sea muy extremo en la niñez. A su vez, comprende la capacidad para estar alerta y responder, así como aspectos emocionales.
El temperamento está basado en la genética. De hecho, autores como Eysenck defienden que las diferencias en las personalidades de cada uno se dan como consecuencia de los factores hereditarios.
Una teoría muy popular en la Edad Media fue la promulgada por los antiguos griegos, los cuales dieron mucha importancia al temperamento. Esta civilización hablaba de cuatro modelos diferentes de temperamento basados en el tipo de fluidos; los humores.

El primer tipo se refiere al sanguíneo, es decir, una persona alegre y optimista. Para el pueblo griego, este modelo de personas tenían una cantidad abundante de sangre, presentando siempre una apariencia saludable.
Otro tipo era el colérico caracterizado por presentar un pronto significativo e inminente en la expresión del sujeto. Corresponde a personas normalmente agresivas cuyas características físicas implican una musculatura tensa y una tez amarillenta debido a la bilis.
El tercer tipo se refería al temperamento flemático, caracterizado por la lentitud, desinterés, abandono y pasividad, el cual eran considerado de personas frías y distantes. Su nombre viene de la palabra flema, que es la mucosidad pegajosa procedente de las vías respiratorias que extraemos de nuestros pulmones.
El último ejemplar se definía de temperamento melancólico. Es decir, personas que tienen una mayor predisposición a estar tristes, deprimidas y pesimistas. Viene de las palabras griegas que designan a la bilis negra.
Como apunte es importante diferenciar el temperamento del carácter, el cual está generado por la experiencia y la cultura en la que está inmerso el individuo. En un supuesto caso de estudio del carácter, correspondería a estudiar cómo la persona reacciona a lo que le va sucediendo y cómo responde ante cada circunstancia.
Temperamento y carácter constituyen una personalidad característica en función de su combinación e intensidad.

Referencias
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Sobre el desarrollo de la personalidad. Recuperado de wikipedia.org.
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García-Méndez, G.A. (2005). Estructura factorial del modelo de personalidad de Catell en una muestra colombiana y su relación con el modelo de cinco factores. Avances en Medición.
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Teorías de la personalidad. Recuperado de psicologia-online.com.
La personalidad, entendida como el conjunto relativamente estable de tendencias y patrones de pensamiento, procesamiento de la información y comportamiento que cada uno de nosotros manifiesta a lo larga de la vida y a través del tiempo y de las diferentes situaciones, es uno de los principales aspectos que se han estudiado y analizado por parte de la Psicología. Diferentes corrientes y autores han establecido diferentes teorías y modelos de personalidad.
A continuación se explican brevemente algunas de las principales teorías de la personalidad, las cuales parten de distintos enfoques como el internalista, el situacionista y el interaccionista o el correlacional, el experimental o el clínico.
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Las teorías de la personalidad más importantes de la Psicología
Estas son las aportaciones al estudio de la personalidad que tradicionalmente han tenido más peso a lo largo de la historia de la Psicología. Sin embargo, no todas siguen vigentes hoy.
1. Teoría de la personalidad de Freud
La corriente psicodinámica ha aportado diversas teorías y modelos de personalidad, siendo las más conocidas las del padre del psicoanálisis, Sigmund Freud. Para él, el comportamiento y la personalidad están vinculadas a la existencia de impulsos que necesitamos llevar a la práctica y el conflicto que supone esta necesidad y la limitación que la realidad supone para su cumplimiento. Se trata de un modelo clínico e internalista.
En su primera tópica, Freud proponía que la psique humana estaba estructurada en tres sistemas, uno inconsciente regido por la búsqueda de la reducción de tensiones y funciona a través del principio de placer, uno consciente que es regido por la percepción del mundo exterior y la lógica y el principio de realidad y un preconsciente en el que los contenidos inconscientes pueden hacerse conscientes y viceversa.
En la segunda tópica Freud determina una segunda gran estructura de la personalidad compatible con la anterior, en el que la psique está configurada por tres instancias psíquicas, el Id o Ello, el Yo y el Superyó. El Ello es nuestra parte más instintiva, que rige y dirige la energía interna en forma de impulsos y de la cual parten todas las demás estructuras.
El Yo sería el resultado de la confrontación de los impulsos y pulsiones con la realidad, siendo una estructura mediadora y en continuo conflicto que emplea diferentes mecanismos para sublimar o redirigir las energías provenientes de los impulsos. Por último, la tercera instancia es el Superyó o la parte de la personalidad que viene dada por la sociedad y que tiene como principal función juzgar y censurar las conductas y deseos que no son socialmente aceptables.
La personalidad se va construyendo a lo largo del desarrollo, en diferentes fases, en base a los conflictos existentes entre las diferentes instancias y estructuras y los mecanismos de defensa aplicados para intentar resolverlos.
2. Teoría de la personalidad de Jung
Además de Freud, otros muchos componentes de la corriente psicodinámica han propuesto sus propias estructuras de personalidad. Por ejemplo, Carl Jung proponía que la personalidad estaba configurada por la persona o parte de nuestra personalidad que sirve para adaptarse al medio y que se relaciona con lo que los demás pueden observar y la sombra o la parte en que se incluyen aquellas partes del Yo que no resultan admisibles para el propio sujeto.
Asimismo a partir de los arquetipos adquiridos por el inconsciente colectivo y los diferentes complejos que adoptamos en nuestro desarrollo hacia la identidad se van generando diferentes tipos de personalidad en función de que las inquietudes se dirijan hacia el interior o exterior, si son más sensitivos o intuitivos y si tienden a centrarse más en pensamiento o sentimiento, siendo pensar, sentir, intuir y percibir las principales funciones psicológicas.
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3. Teoría fenomenológica de Carl Rogers
Desde una perspectiva humanista-fenomenológica de enfoque clínico, Carl Rogers propone que cada persona tiene su campo fenomenológico o manera de ver el mundo, dependiendo la conducta de dicha percepción.
La personalidad se deriva del autoconcepto o simbolización de la experiencia de la propia existencia, la cual surge de la integración de la tendencia a la actualización o tendencia a mejorarse a sí mismo con las necesidades de sentir amor por parte del entorno y de autoestima derivada del contraste entre su conducta y la consideración o respuesta que reciba esta por por parte del entorno. Si existen contradicciones, se emplearán medidas defensivas tales con las que ocultar dicha incongruencia.
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4. Teoría de los constructos personales de Kelly
Como ejemplo de teoría de la personalidad derivada del cognitivismo y el constructivismo podemos encontrar la teoría de los constructos personales de Kelly, de enfoque también clínico. Para este autor cada persona tiene su propia representación mental de la realidad y actúa de manera científica intentando dar una explicación a lo que le rodea.
Se considera que la personalidad se constituye como un sistema jerarquizado de constructos personales dicotómicos que tienen influencia entre sí, los cuales forman una red con elementos nucleares y periféricos mediante los cuales intentamos dar respuesta y hacer predicciones de futuro. Lo que motiva la conducta y la creación del sistema de constructos es el intento de controlar el medio gracias a la capacidad de predicción derivada de ellos y a la mejora de dicho modelo predictivo mediante la experiencia.
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5. Teoría de la personalidad ideográfica de Allport
Allport considera que cada individuo es único en el sentido de que tiene una integración de las diferentes características distinta del resto de personas (se basa en lo ideográfico, en lo que nos hace únicos), así como que somos entes activos que nos enfocamos hacia el cumplimiento de metas.
Se trata de uno de los autores que considera que la personalidad que trabaja la personalidad a partir de elementos estructurales y estables, los rasgos. Para él, intentamos que nuestro comportamiento sea consistente y actuamos de tal manera que creamos un sistema a partir del cual podemos hacer equivalentes diferentes conjuntos de estímulos, de manera que podemos responder de forma parecida a distintas estimulaciones.
Así, elaboramos maneras de actuar o expresar la conducta que nos permiten adaptarnos al medio. Estos rasgos tienen diferente importancia en función de la influencia que tengan en nuestra conducta, pudiendo ser cardinales, centrales o secundarios.
El conjunto de rasgos se integraría en el propium o sí mismo, el cual se deriva de la autopercepción y autoconciencia generadas y compuestas por de la experiencia de identidad, percepción la corporalidad, los intereses y la autoestima, la racionalidad y la intencionalidad.
6. Teoría de la personalidad de Cattell
La teoría de la personalidad de Raymond Cattell es una de las más famosas y reconocidas teorías factoriales de la personalidad. Estructuralista, correlacional e internalista al igual que Allport y partiendo del análisis del léxico, considera que la personalidad puede entenderse como función de un conjunto de rasgos, los cuales se entienden como la tendencia a reaccionar de determinada manera a la realidad.
Estos rasgos pueden dividirse en temperamentales (los elementos que nos indican cómo se actúa), dinámicos (la motivación de la conducta o actitud) o aptitudinales (las habilidades del sujeto para llevar a cabo la conducta).
Los más relevantes son los temperamentales, de los cuales Cattell extraería los dieciséis factores primarios de la personalidad que se miden en el 16 PF (que harían referencia a afectividad, inteligencia, estabilidad del yo, dominancia, impulsividad, atrevimiento, sensibilidad, suspicacia, convencionalismo, imaginación, astucia, rebeldía, autosuficiencia, aprehensión, autocontrol y tensión).
La dinámica de la personalidad también depende de la motivación, encontrando diferentes componentes en forma de rasgos dinámicos o actitudes entre los que se encuentran los ergios (forma de actuar ante estimulaciones concretas como el sexo o la agresión) y los sentimientos.
7. Teoría de la personalidad de Eysenck
Desde una posición internalista y factorial centrada en lo biológico, Eysenck genera una de las hipótesis explicativas de la personalidad más importantes desde un enfoque correlacional. Este autor genera el modelo PEN, el cual propone que las diferencias de personalidad se basan en elementos biológicos que permiten procesos como la motivación o la emoción.
La personalidad es una estructura relativamente estable del carácter, el intelecto, el temperamento y el físico, aportando respectivamente cada uno de ellos la voluntad, la inteligencia, la emoción y los elementos biológicos que los permiten.
Eysenck encuentra y aísla tres factores principales en los cuales pueden agruparse todos los demás, siendo estos el psicoticismo o tendencia a actuar con dureza, el neuroticismo o estabilidad emocional y la extraversión/introversión o focalización en el mundo exterior o interior.
El autor consideraría que el nivel de extraversión dependía de la activación del sistema de activación reticular ascendente o SARA, el neuroticismo del sístema límbico y el psicoticismo, si bien no se ha identificado un correlato claro, tiende a vincularse al nivel de andrógenos o la relación entre dopamina y serotonina.
Los tres factores del modelo PEN integran los diferentes rasgos de personalidad y permiten que el organismo reaccione de determinadas maneras a la estimulación ambiental a partir de respuestas conductuales más o menos específicas y frecuentes.
8. Teoría del Big Five de Costa y McCrae
Otra de las grandes teorías factoriales y basadas en un enfoque léxico (partiendo de la idea de que los términos con los que explicamos nuestro comportamiento permiten tras un análisis factorial establecer la existencia de agrupaciones de características o rasgos de personalidad), el Big Five o teoría de los cinco grandes de Costa y McCrae es uno de los modelos de personalidad más extendidos.
Mediante el análisis factorial este modelo indica la existencia de cinco grandes factores de personalidad que todos tenemos en mayor o menor grado. Se trata del neuroticismo o ajuste emocional, la extraversión como cantidad e intensidad de relaciones personales, la cordialidad como las cualidades vertidas en la interacción, la responsabilidad o toma de conciencia, organización, control y motivación hacia las metas y la apertura a la experiencia o interés en experimentar.
Cada uno de dichos grandes factores se compone de rasgos o facetas. Los diferentes rasgos están relacionados entre sí, y en conjunto dan cuenta de la manera de percibir el mundo y reaccionar ante él.
9. El modelo BIS Y BAS de Gray
Gray propone un modelo factorial y de carácter biológico en el que considera que existen dos dimensiones que permiten elementos como la emoción y el aprendizaje, partiendo de la combinación de los factores extraversión y neuroticismo de Eysenck.
En este caso, se propone que la ansiedad, como combinación entre introversión y neuroticismo, actuaría como mecanismo inhibidor de la conducta (BIS o Behaviour Inhibition System), mientras que la impulsividad (que equivaldría a una combinación entre extraversión y neuroticismo) actuaría como mecanismo de aproximación y motivación a la acción (BAS o Behaviour Approximation System). Ambos sistemas actuarían en conjunto para regular nuestra conducta.
10. Modelo de Cloninger
Este modelo contempla la existencia de elementos temperamentales, siendo estos la evitación del dolor, la dependencia a la recompensa, la búsqueda de novedades y la persistencia. Estos elementos de carácter biológico y adquirido darían cuenta del patrón conductual que aplicamos en nuestra vida, y dependen en gran medida del equilibrio neuroquímico del cerebro en lo que se refiere a los neurotransmisores.
También incorpora elementos del carácter que ayudan a situar al propio yo en en la realidad, siendo estos la cooperación como comportamiento social, la autodirección o autonomía y la autotrascendencia como elemento que nos integra y nos da un papel en el mundo.
11. Teoría del aprendizaje social de Rotter
Este autor considera que el patrón de conducta que empleamos habitualmente es un elemento derivado del aprendizaje y la interacción social. Considera al ser humano un elemento activo y utiliza un enfoque cercano al conductismo. Actuamos en base a la existencia de necesidades y de la visualización y valoración tanto de éstas como de las posibles conductas que hemos aprendido a llevar a cabo. Aunque cercano al interaccionismo, se sitúa en una perspectiva situacionista
El potencial de conducta es la probabilidad de realizar determinada conducta en una situación concreta. Este potencial depende de elementos como las expectativas (tanto de la capacidad de influir en los resultados como en el propio resultado y la posible obtención de beneficios tras la conducta) y la consideración o valor otorgado a las consecuencias de realizar la conducta en cuestión, así como de la manera en que la persona procesa y valora la situación (conocida como situación psicológica).
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12. El enfoque interaccionista
A lo largo de la historia han sido muchos los autores que han una de dos posturas: que la personalidad es algo innato o bien que se deriva del aprendizaje. Sin embargo existe una tercera opción, defendida por autores como Mischel, en la que la personalidad es formada por la interacción entre elementos innatos y los fenómenos que vivimos.
Esta postura explora las características de personalidad a través del estudio de la existencia de consistencia de la conducta a través de las situaciones, la estabilidad temporal y la validez predictiva de los rasgos. Las conclusiones indicaron que deberían emplearse otro tipo de categorizaciones diferentes de los rasgos, pues estos no reflejan un modelo predictivo totalmente válido al ser de carácter más innatista. Defiende que resulta más eficiente hablar de competencias, valores, expectativas, constructos y autocontrol.
Otros autores como Allen reflejan que la consistencia puede variar según la persona, así como los valores principales y los aspectos que mejor predicen la conducta. De este modo, los rasgos sí serían consistentes pero solo si se tienen en cuenta aquellos que resultan más relevantes para cada persona.
Referencias bibliográficas:
Bermúdez, J. (2004). Psicología de la personalidad. Teoría e investigación. (Vol I y II). Unidad Didáctica de la UNED. Madrid.
Hermangómez, L. & Fernández, C.(2012). Psicología de la Personalidad y Diferencial. Manual CEDE de Preparación PIR, 07. CEDE: Madrid.
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